• La filial de transmisión de energía eléctrica del GEB presentó su programa ‘Mascotas Enlaza’, que explora en
detalle las características y comportamientos de seis especies que habitan en territorios cercanos al
desarrollo de sus proyectos.
• Un gran porcentaje de ellas figura en la categoría de riesgo alto de vulnerabilidad, pero todas están
amenazadas. El programa presenta al país, en detalle, al Cardenal guajiro; al Flamenco rosado; al Oso andino;
al Danta de páramo; al Mono nocturno, y al Tigrillo lanudo, a través de personajes animados tan colombianos
como ellos.
En medio de la conmemoración del segundo aniversario de operación como filial
de transmisión de energía eléctrica del Grupo Energía Bogotá (GEB), Enlaza presentó su programa para la protección
de especies, todas ellas amenazadas, llamado ‘Mascotas Enlaza’.
La iniciativa busca generar conciencia sobre la importancia de preservar animales emblemáticos como Gabo, que
personifica al cardenal guajiro; Rosalía, a la flamenca rosada; el profe Andi, al oso andino; la Abuela Danta, a la danta
de páramo; Coco, al mono nocturno; y Luna, a la tigrilla lanuda, especies que habitan en los territorios donde la
empresa tiene operaciones a través de sus líneas, activos y proyectos de transmisión.
Mediante este programa, Enlaza pretende sensibilizar sobre la vulnerabilidad de estas especies y promover su
conservación mediante el conocimiento profundo de su rol en los ecosistemas, ya que la mayoría de ellas se
encuentran en situación de riesgo alto por factores como la caza y la pérdida de su hábitat, entre otros.
El programa reafirma el interés de la empresa por aportar en la preservación de especies emblemáticas de nuestro
territorio, en áreas cercanas a sus proyectos. La familia de ‘Mascotas Enlaza’ está compuesta por:
Gabo, el cardenal guajiro. Especie endémica de La Guajira, que habita sus cardonales; un ave de apenas 19
centímetros, con expectativa de vida de cinco a 15 años, y que por sus condiciones autóctonas tiene requerimientos
de hábitat específicos, vinculados a necesidades muy particulares de lo que requiere para vivir, relacionadas con la
cultura. Desde historias ancestrales de las comunidades indígenas, sobre su color rojo teñido otorgado por la laguna
Wotkasainru en la alta guajira. Lamentablemente, en el año 2017 ingresó a la categoría de Vulnerabilidad, en el listado
de las especies silvestres amenazadas de la diversidad biológica colombiana, principalmente por ser susceptible a la
captura para el tráfico ilegal de fauna silvestre.
Rosalía, la flamenca rosada. Especie insignia de la región norte del país, el flamenco rosado del caribe que es un ave
de gran tamaño, con una altura hasta de un metro y medio, que puede vivir más de 40 años. Le gusta viajar a los
lugares donde tiene mayor oferta de alimento y tranquilidad, por lo que migra desde Venezuela hasta los humedales
marino – costeros en Colombia, donde disfruta de humedales poco profundos y con mucho alimento. Prefiere volar en
horas de oscuridad para optimizar su esfuerzo de migración, y durante el día prefiere pasar las horas comiendo y
vocalizando con otros flamencos. La especie en Colombia padece el tráfico ilegal y altos niveles de perturbación, por
lo que -desde 2017- figura en la categoría En Peligro, lo que demuestra la difícil situación que vive en el territorio
nacional, por las pocas áreas a donde ahora puede llegar, y el estado de conservación de las mismas.
Profe Andi, el oso andino. También conocido como oso de anteojos; único oso verdadero que vive en América del Sur,
en la cordillera de los Andes. En Colombia lo encontramos principalmente en la cordillera central y su huella dactilar
son las manchas en su cara, que son únicas para cada individuo. Pesa hasta 180 kilogramos y llega a medir dos metros
de altura. Es un animal diurno, que descansa en la noche -de 7 p.m. a 4 a.m.-, y construye nidos en los árboles o el
piso. Se alimenta principalmente de frutas de muchas especies, aunque en su dieta también incluye insectos, pájaros
y mamíferos pequeños. Incluso tiende a cazar crías de ganado ya que, debido a la disminución de su hábitat, por
ganadería, agricultura y deforestación, así como la disminución de sus presas naturales, se ha visto obligado a atacar
presas fáciles como los terneros y esto le ha provocado llegar a ser atacado e incluso cazado por la comunidad, en
conflictos oso-ganado. Es solitario, algo asustadizo a pesar de su tamaño, posiblemente debido a la histórica caza de
la que ha sido presa. Actualmente es una especie que goza de reconocimiento internacional y se está convirtiendo en
una de las especies objetivo para el turismo de naturaleza y científico en el país. En Colombia, solo el 23% de su
hábitat está protegido.
Abuela Danta, la danta de páramo. Esta danta es la más pequeña de las cinco especies de dantas en el mundo y es
la única que vive en las montañas. Habita en la cordillera de los Andes, desde los 2.000 hasta los 4.000 msnm, en
Colombia, Ecuador y Perú. Pesa hasta 260 kilogramos y alcanza a medir 90 cm. Tiene cuatro dedos en las manos y tres
dedos en las patas. La especie históricamente ha sido cazada por su carne, para la alimentación, sobre todo por
comunidades indígenas; es tímida y pasiva, algo amigable, lo que la hace presa fácil incluso para los ataques de perros
ferales.
Coco, el mono nocturno. Conocido como el mono nocturno de cara clara, por su máscara facial blanca. Es endémica
de Colombia, Venezuela y Ecuador. Este pequeño primate, que pesa entre 800 g. y 1,5 kg., tiene pelaje esponjoso de
color marrón o gris y cola larga gruesa. Su cuerpo ágil y compacto les permite moverse con destreza en su hábitat
natural; en el día duerme y en la noche sale a comer y hacer sus actividades. Sus grandes ojos redondos están bien
adaptados para la visión nocturna. Y su dieta es variada, incluyendo frutas, hojas, insectos y néctar, lo que refleja su
papel importante en el ecosistema, como dispersores de semillas y polinizadores.
Luna, la tigrilla lanuda. Este pequeño felino habita desde los 600 hasta los 4.300 msnm. Conocido como gato de
monte, porque es del tamaño de un gato doméstico, pesa entre 4 y 6 kg., y es bastante territorial, una especie
fascinante, ágil e independiente. Su carácter evasivo y su inteligencia le permiten sobrevivir a las amenazas que tiene
en los bosques, los perros ferales y la pérdida de hábitat. Su dieta carnívora es bastante variada, lo que le permite ser
más adaptable a los cambios en su entorno. Sin embargo, su estado de vulnerabilidad (VU) resalta la importancia de
conservar su entorno para asegurar su supervivencia en el futuro.
Más información relacionada con las ‘Mascotas Enlaza’, este programa de sensibilización diseñado para proteger
especies en riesgo, por el bien de la biodiversidad en Colombia, en el siguiente enlace:
María del Rosario Camacho
Coordinador (a) de Comunicaciones | Regional Norte